En realidad, hacer testamento no es parte de nuestra cultura salvadoreña. Generalmente escuchamos del tema cuando una persona de la tercera edad desea hacerlo para su familia; pero, al pensarlo bien, sinceramente no es un tema de edad madura. En los tiempos actuales de pandemia y postpandemia, jóvenes, adultos y adultos mayores deberían considerar hacerlo, por salud mental y familiar de todos.
Analizando bien el tema, fíjense que el testamento lo considero también como un acto de amor con planificación hacia familiares y amigos, evitándoles trámites, gastos y molestias innecesarias a los herederos de una persona. Hay mucho desconocimiento del tema. Si alguien fallece y no hay nada definido, queda a discreción de la sabiduría de quien hereda como llevar a cabo este proceso y solo el acto de morir de un familiar es un costo alto llevarlo a cabo en una funeraria, y si a esto le suma gastos legales por herencia, suele haber un desequilibrio económico que no todos los que se consideran herederos desean afrontar con valentía.
Hablaba con un cliente al respecto, el tema salió a colación porque para estos tiempos actuales existen algunas propiedades ocupadas con arrendamientos en curso sin que los arrendatarios sepan que ha fallecido la persona con la que han hecho trato de alquiler. Y también propiedades desocupadas debido a que están en proceso de herencia y no es posible entre las partes ponerse de acuerdo sobre el mantenimiento de la propiedad, ni mucho menos sobre quienes son los herederos. Lo mencionado de último es desconocimiento, porque la ley es clara, sin embargo mientras no tengan a un abogado presente seguirán discutiendo sobre el tema de forma trivial.
Suele haber un ensordecimiento legal cuando alguien fallece y cierta manipulación que aleja la posibilidad de vender o alquilar una propiedad por falta de consenso. ¿Y mientras tanto? Que les puedo decir, las propiedades quedan en abandono, van desmejorándose, se van cortando los servicios básicos y perdiendo valor. Recuperarlas y ponerlas listas de nuevo al mercado puede tardar varios meses.
Logro observar que hay personas que se han sacrificado con mucho trabajo para comprar diferentes clases de propiedades y las han mantenido como inversión en el transcurso del tiempo en que han permanecido con vida. Ha sido responsabilidad de ellos la fiel administración de los bienes, contemplando un presupuesto para: inversión, remodelación, mantenimiento, instalación de servicios básicos, contratación de Agentes Inmobiliarios para su promoción, etc.
Generalmente los inversionistas suelen ser personas calladas, apartadas, de bajo perfil; es decir, sus parientes no saben lo complejo que puede ser esta responsabilidad. Con la pandemia algunas de estas personas lastimosamente han convalecido gravemente y otros han llegado hasta la muerte. Empieza entonces la larga tarea por entender la complejidad de un inversionista de parte de los familiares.
Para el caso hipotético en que una familia “X” conozca o desconozca, si el fallecido tenía propiedades, le estaría invitando a identificar si ha dejado propiedades inscritas en el CNR. Puede realizarlo mediante la tramitación de la obtención de la Certificación de datos de índice de propietarios, la cual consiste en un informe de los bienes inmuebles que posee una persona. Partiendo de este informe entonces deberán empezar los trámites de aceptación de herencia. Aquí empieza lo serio para muchas familias, saliendo a colación disputas, resentimientos, inclusive salen acciones no estipuladas en ningún documento que supuestamente fueron dichas por el fallecido. El consenso ante esta situación puede tardar entre 6 meses a más tiempo, todo dependerá de la coordinación familiar.
En el transcurso del trámite o al haberlo realizado, es sugerible empezar a acudir a las propiedades para conocer: a) quienes la habitan b) el tipo de contrato que tienen en alquiler c) una inspección de las condiciones del lugar y sus necesidades, así como d) hacer del conocimiento del arrendatario sobre quienes son los nuevos dueños legalmente hablando. También es muy importante si por ejemplo fueran 4 los herederos, que denominaran a un representante legal para estas labores.
Las propiedades pueden mantenerse ya sea en alquiler o en todo caso los nuevos herederos dependiendo de la ubicación que han heredado, podrán disponer si las colocan en venta. En la experiencia, las terminan vendiendo fácilmente, sin complicaciones, a veces ni siquiera de acuerdo a valor de mercado. En algunos casos, se vuelve compleja la venta porque se requerirá de la solvencia de hacienda y municipal para cada acto de venta, respectiva al número de dueños. Sin embargo, se soluciona todo con una asesoría inmobiliaria que facilite todos los trámites requeridos para que el curso de la venta sea efectivo.
Existe otra salvedad que puede llevar a cabo, una “donación” pero esta es irrevocable. Puede ser: por acto de vivos (transfiere gratuita e irrevocablemente una parte de sus bienes a otro que la acepta) y por causa de muerte (acto unilateral en el cual una persona “da” o promete ciertos bienes a otra para que tenga efecto después de su muerte, conservando la facultad de revocarla mientras viva) mientras que el testamento se puede modificar tantas veces como se quiera y la última versión es la válida. Entonces piense Ud como inversionista ¿Qué será lo mejor? ¿Hacer testamento o donación? Con un testamento ud tiene el control, con una donación lo pierde, así de sencillo. Si uno de sus enfoques es enseñar a sus hijos a administrar propiedades ¿Cuál sería el ideal? Le invito entonces a sentarse con una Abogado especialista y pueda discutirlo con el tiempo necesario para tomar decisiones más que sabias.
Heredar o donar, es un tema inherente a la persona que posee los bienes, es voluntario y debe de ser una acción bien planificada. En mi trabajo suelo ver muchas situaciones que me invitan a sugerirle en este momento: “piense sabiamente como organizar sus bienes”, pero lo dejo a su total discreción.
Saludos y siempre a la orden para temas inmobiliarios y de educación.
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